SOMBRAS DE SOSPECHA: Suspense en estado puro.

En la actualidad hay que rebuscar como cerdo trufero una buena película de suspense, un género que tal vez lo tenemos estereotipado y lo encajonamos a la primera de cambio en cualquier cinta con un poco de misterio, niebla y, por qué no, una lámpara de aceite en un muelle de madera.

¿Acaso una comedia es comedia por tener una escena hilarante? o ¿Un drama es siempre un accidente mortal en la trama? <<pues... no, se pueden hacer comedias con accidentes mortales sin problema>> Sí, es cierto que en el cine contemporáneo hay una “ilusión” de conjunción más marcada de géneros a la cual le damos muchas veces una importancia no merecida <<porque desde su origen, el cine fue una fusión de géneros, si no sería monótono>>. Por eso os traigo hoy una película que, sin usar enrevesadas artimañas Hollywoodenses, responde magistral y sencillamente al género thriller <<información importante: Thriller y Suspense es lo mismo, por si las moscas>>.

Primeros segundos y título del filme. La cosa empieza fuerte pero mantiene su ritmo.

The Naked Edge, o mejor conocida en estas latitudes como “Sombras de sospecha” <<El borde o Filo desnudo sería más acertado, pero como de costumbre lo cambiamos para entenderlo mejor... o no>>, es un film de 1961 protagonizado por el asiduo del Western y varias veces ganador del Oscar Gary Cooper, como George Radcliffe y Deborah Kerr, también acreedora de un premio de la academia en el papel de Martha Radcliffe, esposa del anterior. Una coproducción británico-estadounidense dirigida por Michael Anderson y escrita por Joseph “El fantástico” Stefano <<guionista de sorprendentes filmes y series de televisión que recordamos con cariño, como Psycho y The Outer Limits entre otros>>.  Si hasta en el cartel publicitario tenemos un mensaje muy directo aludiendo al guionista.

Interpretaciones memorables, es que hasta usan su rostros para transmitir, algo impensable el día de hoy.

Pero dejemos la información técnica para los analistas más serios y responsables. Os aviso, la película está en blanco y negro, así que no penséis que os habéis quedado daltónicos.

Todo da comienzo  con un crimen rápido y sin tapujos, asestando el golpe mortal con un puñal en el abdomen a su incauta víctima <<intento primerizo de cirugía de reducción de estómago, pero mal y sin anestesia>>. Y ¡bum! Pasamos a un juicio <<al estilo inglés con pelucas y todos bien vestidos, de estética colonial pero en los años sesenta>> donde se nos presenta a los personajes principales y entre acusaciones y alegatos se nos desvela lo posiblemente acontecido en el caso. Gracias al veredicto de George se nos guía a través de sus recuerdos del suceso, que involucran a un borracho compañero de trabajo <<y mucha pasta>>, que rápidamente es juzgado no solo con la mirada.

Si amigos, es Peter Cushing que en su juventud era letrado con peluca y años después lo contrataron en un destructor Imperial.

Con el culpable de turno identificado <<cierra y vamos que la peluca pica>>, el juicio termina y nuestra pareja se reúne en la costa ladrillada del Támesis, rodeados por un parque multitudinario frente al Tower Bridge <<parece ser el único puente interesante que han construido, porque sale hasta en la sopa>>.  Allí, George le revela a Martha un negocio que tiene entre manos gracias a una nueva adquisición de dinero procedente de las apuestas, una coincidencia que nos deja la semilla que más adelante se convertirá en una enredadera con púas.

Puente Tower Bridge, tal vez el puente más utilizado cada vez que la localización quiere recordarnos donde estamos. (Como si la niebla no fuera suficiente).

Luego de una elipsis temporal de 6 años <<prestad atención ya que era muy común en esta época no poner un cartel que lo anunciara, lo que a veces desorienta, pero no mata>>, vemos a George hecho todo un magnate empresarial, todo un símbolo de honradez en su entorno social y con una intachable reputación <<la verdad es que no nos dicen nada de Martha, supongo que al ser los años sesenta vivirá de las ganancias de su pareja>>. Una carta aparecería en juego y su contenido abriría de nuevo las sospechas de un crimen supuestamente resuelto y un inocente enjaulado sin motivos aparentes. Y hasta aquí vamos a llegar. Desde ahora Martha es la verdadera protagonista de una vorágine de incertidumbres y desconfianzas que la llevará hasta el borde de la mismísima locura <<desde aquí Deborah Kerr eclipsa a Gary Cooper de forma espléndida, llevando la película a un nivel interpretativo sublime>>.

Con una simple pero razonada trama <<donde la realidad supera a la ficción>>, el guion va cultivando la duda dentro de la mente de Martha, generando una tensión brutal tanto a ésta como al espectador. Simples escenas cotidianas convertidas en histeria dando pie a momentos que os dejaran enganchados y desvíos que aunque lógicos nos harán pensar más de una vez.

Mi parte favorita es en los suburbios. Martha se pierde por las calles interiores entre edificios, lo que sería algo fácil de resolver buscando la salida sosegadamente, pero es tal  la saturación mental del personaje por saber la verdad que la desesperación le hace presa de una momentánea enajenación. Los bloques empiezan a moverse rápidamente y la sensación de encierro y de presión se apodera del personaje y nos trasmite una sensación de impotencia <<y sólo estamos en un suburbio, un barrio algo marginal pero de toda la vida>>. Una escena mágica donde lo sencillo se transforma en opresivo en unos pocos minutos.

Un sitio como cualquier otro con ropa interior tendida y niños jugando puede convertirse en la pesadilla de cualquiera.

Los juegos de cámara están espléndidamente trazados, primeros planos donde los actores expresan sus sentimientos con sus gestos << algo extraño de ver actualmente, ya que la gran mayoría tienen cara tabla>> y desbordantes movimientos en planos subjetivos que nos adentran como protagonistas.

Muchos entornos exteriores, algunos simulados con la magia del cine pero igualmente encantadores, que nos transportan a la “adoquinada” Inglaterra de esos años, acompañados de la estética con peinados dignos de columnas Jónicas y vestimenta elegante que a simple vista de la juventud actual serían harapos de anciano <<aunque siempre hay excepciones>>.

Aunque es verdad que nuestros oídos ya no están adaptados para escuchar el sonido abrupto de algunas composiciones utilizadas en la época, el tratamiento de la banda sonora se limita a los momentos adecuados, generando un clímax conveniente para acompañar determinadas sensaciones y brindándonos el silencio necesario para otras situaciones <<ahora si no hay hilo musical de fondo parece que la gente se aburre>>.

 Que tío más pesado, normal que uno se de a la bebida para obnubilar el cerebro.

Un film de Suspense que no debes dejar pasar aunque tengáis la opinión de que todo lo viejo es feo, aburrido y huele como la abuela. Aunque la mayor parte del cine de mediados del siglo pasado tienen un ritmo más pausado, no tienen super-efectos realizados con CGI y la mayoría del elenco ya ha pasado a mejor vida, sus virtudes cinematográficas e interpretativas desbordan profesionalidad y os mostraran situaciones y sentimientos verídicos que os cautivarán. Guiones pensados con las limitaciones de la época, adaptados para capturar nuestra atención y hacernos vivir una gran experiencia cinematográfica.

Y hasta aquí hemos llegado hoy, espero seguir compartiendo muchos más filmes de la etapa dorada del celuloide, y descubríos algún que otro título que pueda llegar a ser vuestro favorito.

Recordad, dejad vuestro comentario y la película en blanco y negro que os acordéis y os haya gustado. Desde ya, muchas gracias por pasaros y no os empachéis con cine cutre, que al final indigesta.